El objetivo del proyecto es repensar una tipología que va perdiendo progresivamente su valor. A pesar de ser importantes centros de actividad, los centros comerciales infravaloran el diseño arquitectónico. Sin embargo, el objetivo de esta tipología no es el interés arquitectónico o social, es la rentabilidad económica. El proyecto necesita una idea diferente, atractiva y potente para lograr tanto el objetivo arquitectónico como el económico.
El contexto es complejo: hay varios centros comerciales muy cerca de él, y no son prósperos en absoluto. Sin embargo, esta situación podría revertirse. La parcela tiene el condicionante de estar situada junto a la T-4 de Madrid-Barajas. Debido al aumento de las transacciones de carga aérea, el aeropuerto tiene que llevar a cabo una ampliación de su terminal de carga. Aprovechando la relación lineal entre el mundo de las ventas y la logística, el proyecto propone conectar la parcela con el aeropuerto. El nuevo edificio será a la vez el centro comercial previsto y un centro logístico en búsqueda del beneficio mutuo de ambos usos. La capa de logística se aprovecha de los menores costos y tiempos de entrega y la capa de shopping se aprovecha del atractivo y funcionalidad del mundo de la maquinaria y logística. Una vez juntos, se realiza una operación de la elevación y distanciamiento de ambas capas. Esto hace posible crear un nuevo espacio sorprendente, donde el movimiento de mercancías es el protagonista. Este espacio da cabida a exposiciones temporales y ferias.
Estructuralmente, el edificio se divide en dos sistemas diferentes. Uno de hormigón prefabricado sobre rasante y otro de acero laminado bajo rasante. Unos tubos metálicos conectan todas las capas y contienen las máquinas necesarias para elevar las mercancías desde la capa logística a la capa de shopping. La fachada unifica todas las capas en un único gesto.