El proyecto parte de la base del entendimiento del centro comercial como
un tipo de paisaje. Un paisaje que tiene unas reglas compositivas muy claras, que busca unos recorridos dirigidos, unos espacios de sorpresa…que persigue atrapar al visitante. Y frente a esto el jardín inglés, que es en cierto sentido similar y totalmente opuesto. En él también se persigue engañar la mente para que el paseante sienta que está en un paisaje natural apenas tocado por el hombre cuando en realidad es un complejo ejercicio de diseño.
De esta manera se formula la idea de dos naturalezas. La naturaleza del jardín, la benigna, la de la nostalgia por el paisaje salvaje sin intervención humana aparente. Y, por otro lado, la naturaleza del centro comercial, que es totalmente artificial y pretende serlo. Y se plantea una pugna entre estas dos naturalezas que tendrá lugar en el nuevo Centro Comercial de Valdebebas.
Esas naturalezas se ordenan, el jardín inglés y el centro comercial, y cuando se tocan aparece una tercera naturaleza distorsionada entre ellas, que se materializa en un espacio mezcla de jardín y el centro comercial, LA MADRIGUERA, donde sin ningún tipo de vegetación, a través de planos, de colores, de luz, se consigue crear un paisaje. Así los roles de los dos elementos principales se distorsionan, el centro comercial ahora se entiende como un paisaje configurado por las tiendas. Y el jardín se entiende como un lugar comercial que responde a las tiendas del interior y se contamina de este frenesí consumista introduciendo un toque perverso a la naturaleza, quedando así convertido en una enorme cubierta expositiva, una publicidad vivible.
Ahora todo es distorsión, todo es jardín, todo es centro comercial.
BIENVENIDOS AL NUEVO JARDÍN INGLÉS; BIENVENIDOS AL NUEVO CENTRO
COMERCIAL.