THEÔRÉÔ, del griego, significa «yo contemplo, examino, estudio».

Sao Paulo, la mayor ciudad de América, es territorio de refugios. De favelas que ocupan salvajes el terreno, de la necesidad hecha material y estructura.

El proyecto se enclava en la favela apropiada por la supervivencia del habitante, en Paraisópolis. Allí THEÔRÉÔ es un “otro” sin orden ni planeamiento, una «heterotopía” integrada en la favela como un rizoma. Busca recuperarla sin sustituirla. No imponerse, sino sumarse al movimiento y a su acción.

Su guión es un collage de teatros históricos que escapan a su definición. De “lugar para contemplar” a “espacio vivido”.  La obra no se admira, se transita. El espacio se torna movimiento e intercambia el diálogo actor-espectador con el espectador-espectador.

La materialidad conduce un proyecto que aprende de la acumulación y fragmentación del lugar. El conjunto varía en todos los sentidos: desde estructuras finas de acero formando puentes de grandes luces hasta gruesos muros de hormigón albergando espacios diáfanos y abiertos. Cada pieza conecta con las demás y se relacionan como espectador y actor intercambiables. La ciudad se ve, deja verse.

La acumulación de materiales crudamente ejecutados invita al usuario partícipe. Social y educativo, el proyecto habla de espacios más que de usos, de inspiración más que de necesidades concretas. Al igual que la favela, no es el espacio lo que hace a la experiencia, sino la experiencia al espacio. Es el legado de Lina Bo: sólo el uso popular completa la obra. No son espacios inacabados, son colectivos. No es un teatro en la favela, es la cultura de la favela.

Así busca THEÔRÉÔ la expresión precisa para construir en un entorno degradado sin olvidar la realidad social. De la superposición de espacios y estructuras nacen nuevas formas de recuperar y crear ciudad. Desahogo de un lugar congestionado.