El proyecto se sitúa en la ciudad de Sao Paulo, Brasil. Se trata de una megápolis en pleno desarrollo con 21 millones de habitantes. Un contexto efervescente de desarrollo, cambio e hiper densidad. La morfología urbana queda dominada por rascacielos, patrimonio exclusivo de lo privado, entre los cuales se constriñe un espacio público de carácter residual.
Dos de las principales arterias de la ciudad, la Avenida Nueve de Julio y la Avenida 23 de Mayo, convergen en un nudo denso y complejo de tráfico rodado, situado al sur del valle de Anhangabaú, uno de los escasos parques urbanos de Sao Paulo.
Es en este punto donde se plantea completar el perfil vertical del centro de la ciudad con una pieza consistente de un espacio de equipamiento público en altura que se combina con un uso privativo de hotel por horas.
El interior del edificio se configura como una disposición orgánica de espacios de diverso tamaño y forma. La escala de estos grandes espacios públicos que se solapan, intersecan o deforman entre ellos se contrapone a los espacios de escala doméstica del hotel por horas que conforma la piel.
La interacción entre ambos usos colectivo y privado, entre escala urbana y doméstica, se configura para que sea distinta en cada altura, con distintos niveles de permeabilidad. A veces entre ambos usos situamos un telón operable, una pantalla de cine, vidrios de distinta opacidad, o se produce el libre tránsito entre ambos. Asimismo dentro del hotel existen habitáculos de distinto tamaño, morfología y prestaciones que se adaptan a las condiciones de cada nivel.
Con ello el edificio proporciona espacios para la soledad y la contemplación, en contraposición a la actividad frenética que acontece en su interior, en una sola pieza de escala urbana propia de la megápolis.
